El pasado fin de semana acariciando la barriga de Bruna, -nuestra perra que es como el osito de peluche de mamá-, le encontramos un bultito y el veterinario nos dijo que había que operarla. Así lo hicieron y al día siguiente le extirparon un tumorcillo que -gracias a Dios- ha resultado ser benigno, ahora la pobre tiene un cosido en una de sus tetillas y parece mas que nunca un osito de trapo. ¡El mas bonito del mundo!
Se llama calma y me costó muchas tormentas. Se llama calma y cuando desaparece…. salgo otra vez a su búsqueda. Se llama calma y me enseña a respirar, a pensar y repensar. Se llama calma y cuando la locura la tienta se desatan vientos bravos que cuestan dominar. Se llama calma y llega con los años cuando la ambición de joven, la lengua suelta y la panza fría dan lugar a más silencios y más sabiduría. Se llama calma cuando se aprende bien a amar, cuando el egoísmo da lugar al dar y el inconformismo se desvanece para abrir corazón y alma entregándose enteros a quien quiera recibir y dar. Se llama calma cuando la amistad es tan sincera que se caen todas las máscaras y todo se puede contar. Se llama calma y el mundo la evade, la ignora, inventando guerras que nunca nadie va a ganar. Se llama calma cuando el silencio se disfruta, cuando los ruidos no son solo música y locura sino el viento, los pájaros, la buena compañía o el ruido del mar. Se llama calma y con