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Mostrando entradas de junio, 2010

De chuparse los dedos

Nacho se chupa el dedo, bueno, los dedos porque lo mismo le da el derecho que el izquierdo y suele acompañar su paladear con un trasiego en las orejas, casi siempre en la contraria al dedo que se mete en la boca ¿casi siempre? Si, tiene una oreja favorita, así que si la postura le invita a chuparse el dedo contrario a veces se las arregla para agarrársela aún en posturas imposibles, hay ocasiones en que se pasa la mano por detrás de la cabeza y se coge la oreja favorita que me la tiene que parece de goma, da grima ver cómo se la arruga, pliega y retuerce mientras chupetea. Tiene casi tres años y hasta ahí puede parecer algo dentro de lo normal, sobre todo en niños que han vivido en casas cuna, todos los que conozco –exceptuando uno que ahora no recuerdo si lo hace- tienen la misma manía o costumbre en distintas modalidades, por ejemplo Luba y Lucas (los dos kazajos pero de casas cuna, regiones y razas diferentes – esto lo digo por si culturalmente podría influir-) se meten dos de

Falta de apego.

El último fin de semana de Mayo fuimos invitados a Marbella a por Gerry y Pilar, padres de Mónica Mei y Lucas. Son una familia –aparte de abierta y simpática- de lo más especial: el galés, ella sevillana, la niña es la china más bonita del mundo y el niño es un precioso kazajo con los ojos más profundos del universo, ambos hermanos además poseen “mucho poderío”. Tanto habíamos hablado Pilar y yo durante el proceso de adopción de ambas, tantas veces habíamos planeado nuestra maternidad (la segunda para ella, la primera para mi) a golpe de correos y llamadas de teléfono que llevábamos tiempo planeando conocernos y llegó el momento. La salida de casa como familia de cuatro, -hacer las maletas y organizarlo todo, aunque fuera para dos días- me suponía un esfuerzo extra, compensado -desde luego- por las ganas de ver en directo a Pilar y a su familia, comparar los llantos de nuestros dos kazajos menores a ver quien se llevaba la palma en sus interminables gimoteos e intercambiar estrat

Normalizar y comunicar

A raíz del último post “ Doctor Jekyll y Mister Hyde ” he recibido muchas llamadas y correos privados solidarizándose e identificándose con las emociones que allí describo, todas y cada una las agradezco profundamente y trataré de contestar a cada correo porque cada uno tiene sus matices y cuentan sus vivencias, sus emociones –no siempre agradables - lo que ayuda muchísimo a no sentirse un bicho raro ya que lo que por lo que una pasa pasan muchas, muchísimas madres -adoptivas o no-, y de lo que me estoy dando cuenta es que entre las madres la mayoría de las que han adoptado no se atreven a comentar abiertamente sus angustias, sus frustraciones, ni sus sentimientos a no ser que sean de signo positivo. Es una lástima porque compartirlo nos ayudaría a “humanizar” y a normalizar la adaptación, un proceso post adoptivo que cada día estoy más segura que es duro y difícil para todos, no sólo para los niños, Por supuesto que nos preocupa, nos angustia y duele en la adaptación los esfuerzos q