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Adoptar sin condiciones…si...pero…


Para empezar esta nueva etapa del blog quería escribir un post sobre adopción y postadopción pero, ordenando las entradas (ahora creo que será más fácil llegar a ellas por temas buscándolas en el menú de la cabecera o en el apartado de la derecha "Temáticas") me he topado con esto que escribí hace tiempo pero que sigue en vigor para mí y espero que para quien en su día me hizo comentarios.
Cuatro años desde que tenemos a nuestros hijos, más los cuatro años que pasamos buscándolos y peleándonos con la burocracia, también las conversaciones que he tenido con otras madres por adopción y que tanto me han enriquecido y ayudado, la falta tan grande de apoyos y de ayudas, sobre todo cuando aparecen -problemas y dificultades-, creo que en el mundo postadoptivo todavía hay mucho que decir y que aportar, pero sobre todo hay muchas barreras que derrumbar y muchos miedos que desterrar de nosotros, los padres, miedos que nos enseñan a tener cuando esperábamos ser asignados y que  al no atrevernos a expresarlos en voz alta nos hacen sentir en muchas ocasiones como padres de segunda.
Os parecerá fuerte el término, pero no hace mucho que mi hijo pequeño me decía que yo "era su madre favorita aunque fuera su segunda madre", Le tuve que explicar que no, que puede haber juguetes favoritos o camisetas favoritas, pero madres favoritas o segundas madres no hay. Yo soy su madre, y tuvo una madre de nacimiento, si, pero esto no es una competición. No hay favoritas ni campeonas, hay amor y muchas ganas de luchar por él. Porque así lo siento hoy y así quiero transmitírselo, no hace mucho pensaba que madre no hay más que una y hubo quien supo hacerme reflexionar hasta llegar a la conclusión de que no tengo que reivindicarme ante nadie y que todos tenemos un lugar en el corazón de nuestros hijos y hay que acomodarse en el.
Desde que estoy en el camino de la adopción muchísima gente con distintas intenciones me ha hecho la misma pregunta: 
¿Por qué nos decidimos a adoptar?
Por supuesto no me refiero a esa gente que pregunta para saber quién de los dos no podía tener hijos ni a las preguntas con interés malsano. Sino a la pregunta de personas con las que merece la pena pararse a reflexionar, personas que barajan la idea, personas que intentan conocer el verdadero significado de una decisión muy seria y muy personal.
Como con tantas decisiones en la vida hay que darle turno a la cabeza sobre el corazón y ser capaz de argumentar y sobre todo valorar el rumbo que se va a tomar del cual dependen vidas.


 “Adoptar es aceptar como hijo a aquel que no lo es de manera biológica, y si eres mujer, nacido de otra mujer, para formar una familia”.
 Esto dicho así es una definición fría y práctica propia de una guía de adopción, pero es una frase “la frase” sobre la que reflexionar cuando alguien se plantea la adopción como fórmula para crear o ampliar su familia. 
La clave está en la palabra aceptar, porque precisamente es de lo que se trata.
Adoptar y aceptar sin condiciones, ese debía de ser el lema, pero no, para adoptar te ponen un montón de condiciones y los adoptantes no deben –pueden- poner ninguna.
Analicemos cronológicamente las etapas de esa aceptación:
Para Adoptar tienes primero que aceptar un proceso en el que no tienes ningún control. Desde el principio hasta el final…
En un mundo ideal... no habría que hablar de nada de esto..., -mejor dicho- en un orden de cosas normal, se buscan padres para cubrir las necesidades y carencias afectivas y de todo tipo de un niño en situación de desamparo.
 Pero la realidad es muy distinta y hay una lista de padres que esperan en larga cola a que les toque su turno y lo más importante, incontables niños en orfanatos en donde no pueden cubrir sus necesidades más elementales, a los que se les podría evitar mucho tiempo de institucionalización y privaciones.
Un niño necesita sobre todas las cosas: cariño, atención, tiempo, aseo, alimentos...  Pero para llegar a que te coloquen en esa larga lista de espera de padres adoptantes, antes tienes que aceptar y superarn muchas “pruebas” y que examinen tu vida analizando tus circunstancias, sondeando tus aptitudes y capacidades y que te evalúen escudriñando tu intimidad a veces en exceso, y sobre todo una prueba de tolerancia y paciencia descomunal con el sistema.
Aceptar que esto puede seguir siendo así incluso hasta 18 años después de que hayas formado tu familia, sin poder normalizarla, teniendo que dar cuenta -y pagar tasas arbitrarias por ello-, de todo lo que se les ocurra pedir a los burócratas de turno a uno y otro lado de las fronteras –en el caso de la adopción internacional- según se trate del país o la comunidad autónoma donde vivas.
También hay que plantearse preguntas como: 
¿Es la genética y la absoluta desinformación sobre la de mi hijo, un tema que pueda llegar a angustiarme? Y aceptar la respuesta.
¿Son distintos los padres biológicos de los de adopción? Y aceptar la respuesta. 
Porque sí que somos distintos, porque nuestros hijos lo son, y tenemos que aceptarlo y no me refiero sólo a los niños de raza distinta a la de sus padres y/o hermanos.
Es algo que va mucho más allá del porque si adoptas a un niño de otra raza os miran por la calle o tengas que enfrentarte a menudo a preguntas del tipo: ¿es tu hijo.... de verdad…? O ¿son hermanos de verdad…? Porque las familias multirraciales asumimos además la tarea de integrar a nuestros hijos, acompañarlos y darles las herramientas necesarias para que puedan asumir y defender sus diferencias, en el colegio, en la calle, etc.
 -Mamá yo quiero parecerme a ti… 
 (y tu primero te hinchas) ¿Si cariño, y que te gusta de mi? 
-que no te llaman china… 
 -…pues a mí me encantaría tener tus ojos y tu piel y todo por lo que te llaman china.

Una familia adoptiva y una biológica es verdad que desempeñan cometidos similares en la educación y crianza de sus hijos, en cambio son diferentes las fases evolutivas de los niños y de la propia familia, como lo son las necesidades de los niños.
¿Entonces son iguales los niños que viven con sus padres desde el minuto 0 (o menos 9 meses)a los que son adoptados? Es esta una pregunta para mi muy punzante y aun más por la respuesta. 
Pero ACEPTAR esa respuesta es fundamental.
 Las familias adoptivas hemos de enfrentarnos a situaciones emocionales específicas en función de las vivencias, de las carencias y de las características de nuestros hijos y las propias del proceso de adopción (adaptación, apego, vinculación, búsqueda de sus orígenes, etc.) 
Por esto tenemos que aceptar y asumir una crianza de nuestros hijos aún más complicada que la de los hijos biológicos.
La adaptación por ejemplo.
Podemos imaginar la vuelta a casa de unos padres desde la clínica o el hospital donde una cesárea les ha puesto en los brazos a dos preciosos mellizos, organizarse, las malas noches, la incomodidad de los puntos, la lactancia, la locura de tener que desdoblarse hasta llegar a rozar la ubicuidad… 


Nadie cuestiona una maternidad biológica, nadie le preguntará a esa madre si está capacitada o no para criarlos, la madre mira a su bebé y reconoce los rasgos como suyos y si todo va bien y no hay problemas de salud notables los procesos de evolución en los primeros meses son los normales. 
Porque los primeros meses y años de los hijos biológicos de una madre “normal” son sobre todo felices, les enseña a reír, los abraza, les alimenta, las acuna, gatean, les enseña a andar y hasta a besar…
Una de las cosas que descubre una madre adoptiva es que su hijo de 2-3-4… etc. Entre muchas de las cosas que debería saber y desconoce es que no sabe dar besos.(Luego, cuando aprenden sus besos son maravillosamente especiales.)
Yo me convertí en madre a los 46 tras mas de 4 años de espera y tuve suerte porque cuando empezamos el camino de la adopción y tras meditarlo mucho y teniendo muy claro que deseábamos formar una familia, nos decantamos por la adopción internacional, por la adopción plena desde que tienes a tu hijo en casa. 
Pusimos nuestros deseos y nuestro expediente en China, pero empezaba a alargar sus plazos y pronto decidimos poner nuestros ojos y -otro expediente -en otro país, uno del que ni siquiera sabíamos que existía: Kazajstán. Si hubiéramos  seguido con China aún hoy tendríamos que esperar unos tres años más con lo que serían más de diez de espera y yo tendría muy superados los 50, en este tiempo de proceso adoptivo nuestra idoneidad en un principio para un bebé de 0-3 años se convertiría en una idoneidad para un niño preadolescente. 
Que nadie se desgarre las vestiduras. Yo deseaba un bebé. Luego, por supuesto mis aspiraciones fueron cambiando y adaptándose a las circunstancias a medida que pasaban los años, a medida que la vida nos ponía a prueba y nos hacía enfrentarnos a realidades duras de obstáculos y de enfermedades a medida que nos hacíamos mayores.

El hijo que esperas va creciendo contigo, pasa de ser un ser que probablemente aún no ha nacido, (cuando empiezas el proceso) a un niño que está creciendo en algún rincón del planeta con las carencias afectivas y de todo tipo que todos conocemos, y te agobias, porque eres consciente de que el tiempo de institucionalización incide directamente en  el buen desarrollo de los niños, en su psicomotricidad… y a mas tiempo, mas retrasos, es así para todos, y tratas de imaginar al que será tuyo, uno entre los cientos de miles...
Pero la burocracia sigue su curso, los papeles retenidos por trivialidades,: un funcionario despistado...otro de vacaciones, un certificado traspapelado…miles de ridículas mal llamadas razones que separan a padres deseosos de adoptar de niños que necesitan ese amor para crecer, para vivir y que toda esa indolencia que se va multiplicando exponencialmente en los despachos y se convierte en meses de mala alimentación, enfermedades mal atendidas, culitos escocidos, extremidades débiles, retrasos motrices y neuronales y muchísimas carencias para los niños hacinados en instituciones en las que no pueden proporcionarles las atenciones y los cuidados individualizados que tanto necesitan.
 Y lo aceptas, acabas reconcomidas las entrañas pero aceptando que el sistema es así y nada puedes hacer, por mucho que estés pendiente de cada certificado, de cada paso, de cada plazo, es como darse de bruces una y otra vez contra un muro cada vez más sólido e incluso te subes al carro de la providencia: “todo es por algo” “aún no ha llegado el momento porque aún no está para ti ese niño que el destino te tiene preparado”… 
Con tesón, paciencia y mucha fe, de pronto tras años –muchos, demasiados- de no cejar en el empeño, cambian los rumbos y los vientos y ya no es uno sino dos, los que vienen y con edades dispares y sin saber nada, a ciegas aceptáis ir a un país lejano y extraño a 7500 kilómetros y que manejen los hilos de tu vida como si fueras una marioneta y ahora tu futuro depende de personas extrañas, totalmente ajenas y lo más importante de tu vida, tener un hijo, depende de personas a las que tú y tu futuro les tiene sin cuidado, y digo esto porque no tiene explicación que esas personas que te tienen en sus manos, de las que al final depende el hijo que tendrás, permita -como  ha sucedido muchas veces-, que familias adoptivas sin saberlo asuman niños con SAF (síndrome de alcoholismo fetal) una dolencia sobre todo en niños de ascendencia rusa, ucraniana, lituana etc, difícil de detectar incluso por médicos de aquí, que sin embargo ellos conocen y saben sus consecuencias a largo plazo.

Hay muchos padres dispuestos a asumir niños con enfermedades, recuperables o no, pero hay muchos padres que sin saberlo les asignan un niño victima del abuso del alcohol de su madre mientras lo gestaba y los orfanatos y la gente que se encarga de las adopciones sabe detectarlos, conoce el problema a medio y largo plazo, pero siguen asignando esos niños como si estuvieran sanos, porque en algunos casos apenas se nota físicamente, A padres que no pueden asumirlos ( a veces necesitan terápias y tratamientos imposibles de asumir económicamente).
Y por tu deseo de ser madre/padre aceptas sus reglas y superas los miedos y cruzas los dedos y cuando todo pasa tras aquellas no siempre inteligibles fronteras y te encuentras en tu casa con dos niños de mirada rasgada por su raza y por la incertidumbre y es cuando empieza en realidad la auténtica adopción.


 Hasta ahí lo demás "sólo" son papeles y tramites que te conducen hasta los niños, ahora son tus hijos para siempre y para siempre eres responsable de sus vidas, de su seguridad, de su felicidad, para siempre. Al fin somos una familia, cuatro para todo y todo para cuatro.

 Y los miras -no dejas de mirarlos- y no tienen nada tuyo, no poseen tus facciones, y les hablas y no te entienden y lloran y no les entiendes y los quieres, claro que sí, pero todavía no has internalizado esas emociones que tan a flor de piel se suceden. No son dos bebés, son dos niños pequeños indefensos con muchas vivencias ya a sus espaldas y ahora están en un país extraño con dos extraños que hablan extraño de los que dependen para todo. 
Y su corta vida no incluye las palabras “amados” “felices”, “seguridad”, ni todas aquellas que para cualquiera de nosotros esta intrínsecamente unido a la palabra infancia. Todo, lo bueno o malo, lo mucho o lo poco que conocían está a 7500 kilometros de distancia, y pese a todo, aquello que dejaron atrás era la vida que conocían, era su "seguridad".
Seguridad, apego y vínculo son palabras exentas de contenido al principio y son metas necesarias en ambos sentidos y todos nos convertimos a la vez en espectador y protagonista de una vida distinta y difícil.

Todos tenemos que hacer esfuerzos, todos tenemos incertidumbres, miedos e inseguridades. Lo que en Nacho se tradujo en una hipervigilancia y en Diana en rebeldía: un negarse a comer, a vestir la ropa que le preparaba y hasta negarse a ver las películas de walt Disney que le poníamos... Era su manera de expresar el miedo, de ponernos a prueba rebelándose a los cambios aunque fueran buenos...

¡Y parecía fácil cuando lo soñaba! 
Desde ese momento el día a día se complicó para todos, todos inseguros en nuestros nuevos y deseados roles.

 “Creemos que la adopción es el mundo glamuroso de Angelina Jolie y Brad Pitt, Madonna y un largo etcétera. Adoptar es una responsabilidad grande y, sobre todo, saber aceptar que nuestros hijos no nos han pedido que los adoptemos. No hay que desfallecer nunca y hay que pensar que, al igual que los hijos biológicos, no vienen con un manual debajo del brazo.” (Son palabras de una madre que cuenta su experiencia en asturadop.org http://www.asturadop.org)

Antes de adoptar conocía un poco del lado rugoso de la adopción, para el camino hacía nuestros hijos conté con  grandes apoyos : uno inestimable fue Aurora, con dos hijas biológicas y tres adoptadas en China, una mujer incondicional y muy involucrada en el tema adoptivo que ya me hablaba de las carencias y las necesidades particulares que tendríamos que cubrir, sabía que no era un camino fácil (y aun lo es menos desde el momento que tienes a tus hijos contigo) que no era una opción fácil en ningún sentido para formar una familia.
A Aurora le daba igual que no fueran bebés, pero una de las cosas que sé que comparto con muchas otras madres, -y a mi puedo decir que es de las cosas que más me ha costado aceptar-, ha sido el despedirme para siempre de tener un bebé. Una frustración asumida y superada, ya hace tiempo que  no me duele cuando me ponen alguno en los brazos. Después de esto tendría que decir inmediatamente que no cambiaría a mis hijos Nacho y Diana por un bebé, pues si eso pudiera ser sí, los cambiaría, los cambiaría sólo por ellos mismos de bebés, porque sí que me cuesta aceptar no saber nada de esa etapa de mis hijos, me cuesta aceptar haberme perdido sus gateos, sus primeros pasos, sus primeras palabras casi todas las primeras veces de su infancia, no saber si quiera cómo eran.
 Nacho justo me lo dieron saliendo de bebé y todo pasó tan deprisa, teniendo que estar en tantas cosas que apenas lo he disfrutado, me ha sabido a poco, y mi hija Diana de la que me perdido tantos años fundamentales de su vida. 
Todas las familias adoptivas deberían prepararse mucho y además conocer la larga lista de tareas, sobre todo en el plano emocional que van a tener que abordar. Ligar la realidad del pasado de esos niños antes de ser nuestros, con el presente y futuro de nuestros hijos en una sólida historia personal, es una tarea que soporta mucha responsabilidad y que requiere o requerirá aceptar y superar nuestras propias limitaciones, ayudar a que nuestros hijos se reconcilien con su pasado nos obliga a reconciliarnos con el nuestro y tendremos que enfrentar y afrontar todos nuestros miedos para ser capaces de ayudarles a enfrentarse a los suyos.
 Y si en algo se parecen las familias biológicas a las adoptivas y los niños adoptivos o no, es en que no sólo necesitan amor o alimentos para salir adelante. Como para casi todas las cosas importantes de la vida se necesita mucha presencia y coraje.
 Otra gran ayuda: Montse, (http://www.enesteprecisoinstante.) dice que “madre no solo es la que pare sino la que se apunta a serlo…” tiene dos hijos, uno biológico y otra adoptada, así que sabe de lo que habla: se ha apuntado dos veces. 
 Nos hablamos desde hace años –no nos conocimos en persona hasta el verano pasado-. Con ella hablo mucho del camino recorrido y el que nos queda por recorrer y de los obstáculos, también con las preocupaciones nos intercambiamos estrategias , anécdotas, angustias y risas. 
Es una mujer autentica, franca –las cosas las dice como son, te guste o no- es muy inteligente y está muy preparada, como ella, yo también me preparé mucho intelectualmente, pero ella además tiene la experiencia de su hijo y encima está dotada con el don de la perspectiva, al contrario que yo que cuando estoy “toreando en alguna plaza” sólo veo al miura que tengo delante (y para mi casi todos los toros eran al principio miuras), ella es capaz de abarcar muchas más cosas y darse cuenta de detalles que a mí se me pasan por alto.
Es importante contar con una ayuda así, alguien con quien hablar sin poses ni tapujos sobre los esfuerzos y los logros, sobre las desorientaciones y los desalientos, alguien que de verdad entienda que si te quejas no quiere decir que desistas, ni que si estas agotada y al límite estés pensando en desertar, alguien que no se crea en la necesidad de "publicitarme" a mis hijos si me quejo de alguno, ni corra a enumerarme sus bondades si expongo abiertamente mi disgusto por alguna de sus actitudes.

Todos pasamos por momentos malos, por situaciones complicadas con nuestros hijos, porque tenerlos es un reto enorme. Pero si unos padres biológicos se quejan o buscan ayuda o se apuntan a una escuela de padres, nadie pone en tela de juicio su decisión de haber sido padres, nadie pensaría que se han equivocado al haber buscado el ser padres… 
Yo no quiero pertenecer al club de esas familias adoptivas que se sienten aisladas porque se creen que son las únicas que enfrentan problemas derivados de su opción, problemas o angustias que esconden en la trastienda y se comportan en público como la familia de Stuart Little o cierran los ojos a las señales y tratan de autoconvencerse de haber encontrado la puerta que les ha trasportado a los mundos de yupi. 
 Ojalá encuentren apoyo y sean capaces de perder los miedos y compartan sus inquietudes porque es otra manera de aprender a conciliar los muchos momentos de plenitud, con los también muchos momentos de frustración. Y que tengan presente que no se es peor padre/madre ni nuestras familias son de segunda división por afrontar problemas propios de las circunstancias que nuestros hijos han sufrido,  y que a todos -incluidos los niños-, nos cuesta conciliar lo que soñamos con la realidad, pero no solo en esto, sino en muchas áreas de la vida. Y el compartirlo ayuda.
Casa cuna Ust-kamenogorsk
Y por supuesto también me gustaría que quien se plantease la adopción como la manera elegida para formar una familia, lo hiciera desde un punto de vista realista y reflexivo, que asumiera el reto partiendo desde el conocimiento de lo difícil de su elección.
Cada niño, cada familia tiene sus propias batallas, algunos antes otros más tarde, internet está lleno de blogs como este, con anécdotas y capítulos amables y no tanto, donde poder asomarse y conocer las emociones, los avatares, y algunas de las circunstancias cotidianas de una familia por adopción, pero también es necesario asomarse a sitios como y http://rarezasdelaadopcion.blogspot.com.es/ 
y http://www.buenostratos.com/  y muchos otros donde obtener y compartir toda la información posible. 
Recuerdo la etapa preadoptiva, los foros vivos y rebosantes de madres y futuras madres que intercambiábamos datos, información y direcciones. Poco a poco se fueron apagando, el cierre del país, las múltiples ocupaciones y preocupaciones hicieron desaparecer y perderles el rastro a mujeres de esas que echas de menos. ¿Dónde están? ¿Qué les ha pasado a muchas de esas madres que tanto compartían antes de adoptar? 
Siempre he pensado que tendría que existir un foro con aquel mismo espíritu de colaboración, pero con los temas postadoptivos. Incluso he mirado la manera de crearlo y aún no abandono la idea, porque son muchas las madres que me escriben en privado, son muchas las visitas a temas de postadopción, las que más a lo que tiene que ver con "problemas y dificultades", porque haberlas las hay...¡muchas! por eso quiero retomar este blog en ese camino de la postadopción, de sus trabas de sus obstáculos tan en la sombra...


Pero no me las prometo felices, muchos son los factores que hacen que no haya foros, (tal vez por eso apenas aparecen comentarios y en cambio recibo emails) creo que algunos de esos factores ya los he expuesto aquí, pero habrá muchas razones, tantas como familias.


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