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Mostrando entradas de febrero, 2013

Algo anda mal, la madre lo sabe y nadie más lo nota

Cuando un tema me impacta de repente me lo encuentro por todas partes, es el caso del tema del autismo, hace unos días una madre me habló de que a su hijo se lo acaban de detectar, tiene algo más de 4 años y lleva  20 meses en España. Me contaba esa madre que en un principio todo se le achacaba a la experiencia del niño en el orfanato, se culpaba de su manera de ser arisca e intratable, a las duras condiciones en las que el niño había nacido, había crecido. Tanto leer sobre la mochila, al principio estaba segura ella y su entorno, que "no había" nada más, que poco a poco se conseguiría "recuperarlo" con alimentación y amor, sobre todo mucho amor y ella tenía todo el amor del mundo para darle.  Pero desgraciadamente el amor no siempre es suficiente y no todos los comportamientos  se deben al orfanato o al abandono, aunque si lo pensamos cada vez que miremos a nuestros hijos debemos de verlos con una medalla de oro y subidos a un alto pedestal, por haber sido

Si no fuera por ellos

Me quejo, me quejo constantemente de mis hijos, de la guerra que dan, de los ruidos, de cuando se ponen chinches, se chinchan entre si, Diana a Nacho, Nacho a Diana, los dos constantemente, Nacho y su actitud retadora, echando pulsos continuamente con todos, con sus maestros, con su tía, con su padre, conmigo, a cada paso….pocos momentos de paz ni la hora de la siesta, siempre interrumpida, menos descansada, cada vez más corta,  si acaso llegara a cerrar un ojo parece que lo presienten… Y cuando consiguen (tantas veces) saltarme los plomos, de manera instantánea me salen los galones, los siento emerger debajo de la piel, también de la de los hombros y me recuerdo a Mazinguer Zeta, en un momento me convierto en un sargento que grita más que ellos, que los reprende, que los castiga, se acaba la tregua  a base de reprimendas  y mandatos regresa la calma tensa…y pasados unos minutos se vuelve a firmar el armisticio. Vuelven los besos, las risas y los abrazos No podemos vivir en

14 de Febrero, otra forma de amar

N ació tal día como hoy en 1969. Hoy cumpliría 44 años, le quería con todo mi corazón, era mi hermano pequeño, seis años menor que yo, esa diferencia de edad se fue disipando con los años y las vivencias que compartimos, algunas de ellas muy intensas, algunas muy dolorosas, como la enfermedad de nuestra madre, su muerte, la muerte de nuestro padre, poco tiempo después, su enfermedad, la de Eduardo, la de Manuela, su suegra, a la que quería mucho y de verdad, como era él. Esas enfermedades, todas a la vez y todo lo que supusieron,y cómo Manuela y Eduardo las superaron y él con lo que luchaba y nunca se quejaba y no pudo ser...¡maldita sea....!  También, antes y después de enfermar,compartimos momentos maravillosos, que perduraran en mi corazón para siempre. Entre todos esos tesoros de recuerdos está toda la adopción, que la vivió con nosotros en primera persona, supo darle la dimensión enorme que tenía el formar una familia de la que él fue una parte tan esencial, el viaje a