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"Detrás de tu mirada". Una lectura especial. 1ª Parte

De cómo llegué a leerlo.

Desde hace años Marga Muñiz Aguilar ha formado parte de mi vida. 
Antes de adoptar leía cuantos manuales y libros caían en mis manos y andaba detrás de conseguir un libro cuyo título me tenía intrigada y que no podía encontrar ni por la red, ni en mi librería de siempre (luego he sabido que era por problemas de la editorial). Cada vez que salía de viaje preguntaba por él en los Corte inglés y fnacs  y librerías que me encontraba al paso,  "Cuando los niños no vienen de París " de Marga Muñiz Aguilar, encontrar ese libro se convirtió en un objetivo.
Y lo encontré de manera fortuita en Granada. Sucedió que tras dieciséis días sin salir del hospital donde Eduardo había sido operado de cáncer, y fuera ya de peligro, salí a airearme y pasé delante de una librería, me puse a ojear los libros de poesía, buscaba una buena antología poética (leer poesía es una necesidad casi espiritual que desde pequeña me inculcara mi madre) y traspapelado, al lado de “Las cien mejores poesías de la lengua castellana” me encontré de pronto y sin esperarlo “Cuando los niños no vienen de París”, Justo cuando no lo buscaba  porque a Eduardo le habían diagnosticado un cáncer que lo tenía seriamente en jaque, porque junto con otros muchos, nuestro expediente de adopción, llevaba más de once meses secuestrado en el consulado de Kazajistán -algo que al final resulto propicio-, y porque pocos objetivos me quedaban más allá que el de sacar adelante a Eduardo y a mi hermano también diagnosticado de la fatal enfermedad…
Y allí estaba…desde su portada me sonreían tres niños, simpáticamente dibujados  y fue como una señal de que todo iba a ir bien, -así la tomé yo-, de que Eduardo sanaría y que podríamos  seguir adelante con nuestras vidas y nuestros planes como así fue y antes incluso de lo que pensábamos… o no, tal vez como todas las cosas que parece que llegan a destiempo y luego te das cuenta de que cada paso recorrido te ha llevado justo a ese punto y en ese momento. Tal vez.

En estos últimos años he leído manuales, libros y artículos de Marga Muñiz. Soy su fan. En este blog y en algún otro ha quedado reflejado mi admiración por su trabajo, sus publicaciones y muchas de sus opiniones y artículos, gran parte de lo que he aprendido en temas adoptivos y post adoptivos lleva su firma y en los últimos meses si cabe aún más por diferentes circunstancias me han llevado a seguirla, a publicar sobre ella y a publicitarla en las distintas redes y cuando me enteré de que iba a publicar un libro, esta vez una novela, con el sugerente título "Detrás de su mirada" me puse a la espera… 
Llegó el día en que desde su web “Detrásdetumirada.com” se anunció que el libro ya estaba en amazón y me dispuse a comprarlo, mi contraseña de PayPal no funcionaba, ni el teclado, ni el ratón y tuve que posponer la compra y llevar a arreglar el ordenador cuyo disco duro estaba roto, con todo mi trabajo del último mes (curiosamente el mes en el que más había trabajado) y que no había tenido, como suelo hacerlo, la precaución de guardar. (Luego y gracias a un vecino increíblemente experto y amable he conseguido recuperarlo)
Por diversas razones se fue posponiendo la compra del libro y un día  en el que había decidido mirar el mundo con otras gafas decidí darme la mañana para buscarlas. Difícil empeño el mío. No me decidía por ninguna, en realidad no es que no me gustaran las gafas es que no me gustaba yo, desde hace tiempo apenas me paro a mirar mi reflejo y en la óptica el espejo me devolvía una imagen de una señora que no se parecía físicamente a la mujer esbelta y jovial que buscaba y las gafas-todas-, aún acentuaban más ese aspecto más bien apaisado y cetrino. No esperaba milagros -desde luego-, pero si al menos encontrar alguna que me hiciera verme más favorecida.
Desde un teléfono desconocido sonó mi móvil y con un acento geográfico inconfundible alguien me saludó con cercanía, como si me conociera. Era Marga Muñiz Aguilar…
Quería –según me dijo- hablar conmigo y regalarme su novela por la labor de seguimiento y divulgación que había realizado de su trabajo. Me sorprendió, me encantó conocerla, su ofrecimiento me llenó de felicidad, un regalo inducido por  algo que yo había hecho desde la admiración y el corazón, de forma altruista: compartir sus conocimientos precisos y sus reflexiones preciosas, No había barajado la posibilidad de hablar con ella.
A primera hora de esa misma tarde recibí el libro en versión digital en mi correo. Estaba impaciente por leerlo y lo colé inmediatamente al primer puesto de los tres que tenía por leer, pero -algo bastante raro- por alguna razón no encontraba el momento de empezar a leerlo, ni ese libro ni ninguno.
Los niños de vacaciones exigiéndome dedicación exclusiva y una gran decepción en uno de los aspectos que más llenaban mi vida en ese momento, me impedían dedicar mi mente a otra cosa que no fueran ellos: los niños y cuando al fin los acostaba mi cabeza no se concentraba en otra cosa que el buscar sentido a procederes absurdos de personas a las que admiraba y a las que le había entregado lo más preciado que tenía: tiempo e ilusión.
Andaba un poco saturada de temas adoptivos y postadoptivos,  -casi todo lo que leo últimamente son manuales o ensayos- y tenía ganas de perderme en los entresijos de la novela, aunque también tocara el tema de la adopción.

Una tarde incluso llegué a fotocopiar 25 páginas del libro para llevármelas a la playa, las grapé y metí en un sobre de plástico para que no se mojaran…y me las olvidé en casa. Al día siguiente como tuve la precaución de meterlas lo primero en la bolsa de playa, junto con mis viejas gafas y mientras los niños jugaban entre ellos con la arena pude por fin empezar la novela. Enseguida agoté las páginas que llevaba impresas en las que apenas me hacían un a introducción a tres de los personajes principales, me gustó cómo  se iban presentando ante mis ojos, cada uno con su propia voz. Sentí que me iba a atrapar. El gusanillo ya estaba dentro.

Esa tarde un mensaje entró por whatsapp era Marga Muñiz, había leído el post sobre el cumpleaños de Nacho "Cumpleaños, ausencias y presencias" y quería en vez de escribirme un comentario hacérmelo de viva voz. Así es ella, hablamos y en una conversación cargada de cariño y respeto me mandó al rincón de pensar de la mano de sus propias e intensas experiencias. 
Y en otro orden de cosas, cuando le comenté que apenas había podido empezar su novela pese al interés que tenía, me dijo que seguramente aún no había llegado mi momento para leerla, que tal vez necesitaba de esta conversación que habíamos tenido para entenderla mejor…
Y tenía razón.

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