En cada sitio que hemos visitado, he buscado parte de mi, por la ausencia de datos por la falta de mis padres y otra familia extensa, viajar a esos lugares, ha sido como revalidar un poco quien soy, lo que soy, de donde vengo...
Ahora, a mi regreso y repasando el viaje, me doy cuenta de que además, he creado y dejado para tiempo adelante nuevos recuerdos, recuerdos también de otros niños –los nuestros- ahora tan importantes como los que vine a buscar, la diferencia estriba en que yo entonces no sabía que estaba elaborando recuerdos y esta vez tengo cierta consciencia de que junto a aquellos viejos recuerdos diluidos por el tiempo he dejado estampas nuevas llenas de color y de fuerza, risas infantiles nuevas solapadas a las mías y estoy segura de que todo esto ayuda además de a enriquecer mi particular álbum de familia a ilustrarlo con colores más vivaces, como si esta sangre nueva que ha llegado a nuestra familia hiciera posible una continuidad genealógica que me constata por fin la profunda vinculación a mis hijos y de mis hijos.
He regresado de un viaje lleno de nostalgia sin nostalgia, más consciente de que aquella niña que fui quedó atrás, que los recuerdos maternales fluyen en mi sin necesidad de ir a renovarlos en rincones remotos de nuestra geografía familiar, y que todas y cada una de las ciudades visitadas ahora forman parte de una nueva historia que está por estrenar cada día. Esto sea resultado del descanso o de algún feliz y metafísico descubrimiento, no deja de ser un motor ilusionante, motor que necesitaba poner a punto para el curso que comienza.
He regresado de un viaje lleno de nostalgia sin nostalgia, más consciente de que aquella niña que fui quedó atrás, que los recuerdos maternales fluyen en mi sin necesidad de ir a renovarlos en rincones remotos de nuestra geografía familiar, y que todas y cada una de las ciudades visitadas ahora forman parte de una nueva historia que está por estrenar cada día. Esto sea resultado del descanso o de algún feliz y metafísico descubrimiento, no deja de ser un motor ilusionante, motor que necesitaba poner a punto para el curso que comienza.
Como para desperezarnos de tanto viaje nada más regresar hicimos las maletas de nuevo para no faltar a una cita muy especial en Granada: el doble cumpleaños de Nikita y Evelyn, que por esas espirales casuales, de los 365 días que tiene el año con sus doce meses, eligieron los dos venir a este mundo el 2 de septiembre. Cuando a Evelyn le dijeron la fecha de nacimiento del que iba a ser su hijo pensó que era una broma, pero luego se confirmó que era cierto.
¿Un guiño cómplice de la vida para unirlos aun más y para siempre? ¿Sólo coincidencia?