Queridos profesores y maestros,
Todos
los que habéis pasado por la vida de mi hija y la habéis aupado hasta aquí.
Gracias por lo que le habéis transmitido. Sé que ella también os ha dejado
huella, porque es una persona muy muy especial.
Hace 10 años una niña abandonaba un orfanato,
su conocida realidad, para entrar en una dimensión absolutamente
distinta y desconocida. Cambios de vida colosales aparte y centrándome en lo escolar, recién llegada de Kazajistán por ley tuvo que incorporarse
en mitad de segundo de primaria, en un nuevo entorno, con una lengua totalmente diferente y extraña y
carente de muchos aprendizajes básicos y no sólo curriculares. Es muy cruel el obligar a los niños y niñas recién llegados a acoplarse inmediatamente en los complicados procesos del aprendizaje escolar y a ella le tocó hacerlo en
mitad de un curso avanzado sólo teniendo en cuenta su edad, haciendo una analogía automovilística sería como si en una
competición ella se tuvo que incorporar en mitad de carrera y apenas contando con un Cuatrolatas cuando los demás niños con vidas
e historias convencionales condujeran coches de formula 1. Esto le ha hecho
tener que luchar duro, muy duro para poder equipararse a los
demás compañeros, aunque algunos -pocos pero pertinaces- no merecerían ese
adjetivo, pero hoy no toca hablar de ellos, ni de los profesores que no ayudaron,
porque como alguien me dijo una vez de
los “errados” también se aprende y a pesar de los unos o los otros, de sus
problemas de idioma y de sus carencias, ella sola frente al mundo escolar, cómo
se enfrentan los niños a la escuela, pudo con todo, por cómo es ella y por
sentirse respaldada por muchos profesores, porque ella sabía en quién apoyarse,
en quién confiar. Es ese plus de la supervivencia que se traduce en resiliencia
en nuestros hijos.
Querida Ruth Peris, a ti hoy te
recordamos necesariamente, de manera especial. Diana ya está en las puertas de
la facultad, y tu hace diez años pusiste esa primera piedra de sus
conocimientos en tu clase de segundo de primaria a la que llegó casi
directamente desde un país muy diferente con siete años sin haber pisado una
escuela, “pero si no reconoce ni la A” me
dijiste toda asombrada... “claro es que
viene de un alfabeto muy distinto, el cirílico” te dije yo..." y entonces
caíste en la cuenta de sus dificultades añadidas para aprender a leer además en
un idioma diferente, mientras que sus compañeros bien alimentados y cuidados
desde la cuna, ya sabían leer, escribir, sumar, restar y multiplicar y hablaban
en español y me maravillaste porque pese a sus preciosos rasgos orientales tú
no veías en ella a una extranjera. La pusiste en el sendero del aprendizaje con
tanto cariño y esmero que por duro que se le pusieran las cosas siempre se empeñó
en salir adelante, porque tú le diste la impronta del tú puedes.
Tú fuiste su principio y fuiste tan
importante que en su corazón y su memoria la has acompañado todos estos años.
Tu huella ha estado ahí. Luego ha habido grandes docentes también que han hecho
un gran trabajo, tan grande que ha sido vuestro ejemplo el que le hace elegir
la carrera de magisterio. Seguro que la va a disfrutar. Seguro que será una docente maravillosa. Gracias a los equipos
del C.E.I.P. Torremar, del I.E.S. Retamar, donde cursó hasta 4º de la ESO y del
I.E.S El Alquián, donde ha cursado el bachillerato. Centros todos ellos con unos
equipos de dirección, orientación y profesorado que han trabajado con, por y
para ella y que me han hecho sentir parte de esos equipos y en los que yo
también he podido apoyarme. Porque aún sin recursos, sin tiempo y desbordados
han suplido con celo y humanidad todas las carencias de un sistema que desde el
principio no se lo puso fácil. Pero la aupasteis, cuando fue necesario la
encarrilasteis y supisteis modelar con ella la mejor de las tallas porque percibisteis la buena materia prima de la que está hecha.
Hoy recogemos el fruto de todo ello y por
mi parte no me queda más que estar muy agradecida. Pese al momento que atravesamos tan difícil para
todos, ella seguirá adelante y le queda tanto por vivir... tal vez esté a las
puertas de la etapa más bonita e ilusionante de su vida y mi suerte es poder
beber de esa ilusión en la fuente de esos ojos de media luna que tanto amo.