
Ayer pudo ser uno de esos días que te parten la vida –otra vez- en un antes y un después.
Ayer fuimos a que nos dieran un resultado sobre la salud de Eduardo. Esperábamos que todo fuera –como cabía la posibilidad- un error.
El informe del último TAC de Eduardo había resultado tan desfavorable, que no podía ser verdad.
Un informe desfavorable, que paralizó la operación de implante de la prótesis fonatoria que iba a devolverle la facultad de comunicarse con sonido a Eduardo. Saltaron las alarmas se reunieron los oncólogos y otorrinos, le mandaron nuevas pruebas medicas y ayer era el día para que nos dieran el veredicto…
Porque la sensación debe de ser la misma que cuando en una sala de lo penal el juez hace levantarse al acusado para oír el veredicto…inocente o culpable, enfermo o sano.
Cuando empezó a hablar la doctora los dos entendimos que el veredicto no nos iba a ser favorable y a mi me flaquearon las rodillas que ya me temblaban cuando nos llamaron a consulta (tuvimos que esperar una hora desde la hora en la que nos habían citado) En la sala de espera yo no podía leer, no me concentraba, esa sala, ese mismo ambiente, los mismos enfermos con diferentes caras… No se si llegué a creerme que todo esto ya se había quedado atrás para siempre.

_”Vamos a ver… el informe del Tac hablaba de una masa de tres centimetros…la masa está ahí…pero parece ser que estaba ahí antes…”
… pero al fin la oímos pronunciar algo claramente, “no es tumor… y el PET es normal”…
Los dos exhalamos el aire que estábamos conteniendo ¡por Dios deberían darles a los médicos un curso para dar buenas noticias!
Un informe equivocado… que nos ha tenido en vilo casi veinte días con sus noches.
Quieres cerrar el capitulo y no puedes, esta enfermedad pende siempre como una espada sobre tu nuca y te tiene un poco de rodillas cada vez que toca revisión, pero esta vez estábamos asustados de verdad.

Salimos de la consulta como en una nube, después de ver al doctor Fernández Noguera (nuestro faro de luz en esta enfermedad, que nos dijo sin reparos que creía que el informe era de otra persona)
Cuando salimos del hospital con la promesa de que pronto le realizarán el implante, nos abrazamos y nos besamos como dos crios, locos de contentos y luego al pasar por enfrente del imponente edificio del hospital (el Virgen de las Nieves de Granada) los dos miramos a la décima planta,
a la ventana desde la que mirábamos pasar a la gente que ahora como nosotros transitaba libremente por “La Caleta”, nos pasábamos horas en esa ventana del descansillo de la planta de oncología, Eduardo con el pijama del hospital, atado a una maquina de perfusión, un descansillo donde a veces vimos salir alguna fria camilla de acero con un cuerpo envuelto en una sabana blanca.
¡Qué días mas terribles pasamos allí!
Ayer fue como si tras ese segundo en el que se nos paró el corazón al unísono, volviera a latir más fuerte y lleno de vida, agradecidos de que fuera un error, dejando atrás el miedo que pasamos.
Nos fuimos a comer solos, por primera vez desde que los niños están con nosotros, a celebrar la noticia y a hablar abiertamente de lo que no nos habíamos dicho en estos veinte dias –y sus noches- de angustia, - Eduardo no tiene voz, el se expresa vocalizando, pero curiosamente a mi es un “detalle” que se me olvida y a veces le pregunto cosas desde otra habitación o incluso le llamo por teléfono para comentarle algo, cuando repaso nuestras “conversaciones” en mi cabeza sigue sonando el mismo tono de voz del que me enamoré e incluso a veces nos hablamos con la luz apagada.
Brindamos por el futuro, y lo más importante por la alegría de una noticia que nos permitía continuar con nuestra vida, la de ahora, tan diferente de la que teníamos cuando le hicieron el primer diagnostico, que tan cerca hemos tenido estos días como si el destino hubiera hecho un doblez en el tiempo y el espacio.
Como quien después de un tropiezo se levanta se estira la ropa y se sacude el polvo del camino…nos hemos zafado de este episodio que tan asustados nos ha tenido en estos últimos días.
Ahora podemos centrarnos en las cosas importantes de la vida...como por ejemplo en tratar de atrapar chispitas de sol.
¡Qué días mas terribles pasamos allí!
Ayer fue como si tras ese segundo en el que se nos paró el corazón al unísono, volviera a latir más fuerte y lleno de vida, agradecidos de que fuera un error, dejando atrás el miedo que pasamos.
Nos fuimos a comer solos, por primera vez desde que los niños están con nosotros, a celebrar la noticia y a hablar abiertamente de lo que no nos habíamos dicho en estos veinte dias –y sus noches- de angustia, - Eduardo no tiene voz, el se expresa vocalizando, pero curiosamente a mi es un “detalle” que se me olvida y a veces le pregunto cosas desde otra habitación o incluso le llamo por teléfono para comentarle algo, cuando repaso nuestras “conversaciones” en mi cabeza sigue sonando el mismo tono de voz del que me enamoré e incluso a veces nos hablamos con la luz apagada.

Como quien después de un tropiezo se levanta se estira la ropa y se sacude el polvo del camino…nos hemos zafado de este episodio que tan asustados nos ha tenido en estos últimos días.
