Han sido unas vacaciones muy movidas y muy muy divertidas,
hemos estado en tantos sitios que me recordaba el chiste aquel de Gila que se
veían no se cuantos países en dos días y que bebían agua en un país y paraban a
hacer pipí en otro…
La verdad es que estábamos muy bien ubicados en Schonach un
pueblecito del corazón de la selva negra alemana, en la zona más bonita de esa
parte del país a tres kilómetros de Triberg que es un pueblo famoso por los relojes de
cuco, que atraparon a Nacho desde el
primer momento y que se aprendió cuando salían los cucos, o se movían los
muñecos y como estuviéramos cerca de algún reloj de cuco en el pueblo que fuera, teníamos que esperar a
que nos saludara el pajarillo y cuando visitamos un museo dedicado a los relojes para el fue como visitar un parque temático aún ayer me decía si algún día tendríamos nosotros un reloj con un cucú pero que ¡además pusiera huevos!
Diana, más tranquila, menos impresionable (en apariencia) se
decantó por los lagos.
El de Bodensee, el lago de Costanza (traducido del Alemán) es un lago rodeado por Alemania, Austria y Suiza y Meersburg (la ciudad más importante que se encuentra en su orilla alemana) es de cuento de hadas.

Y Titisee, (see en alemán es lago) donde nos sorprendió un anochecer precioso y presenciamos cómo una familia de Patos con un horario estricto y un gran sentido de la puntualidad se salieron del agua en fila y se retiraron a "sus aposentos".
¡Quien fuera pato! vivir en un sitio tan tranquilo, donde nadie se mete contigo donde criar a tus hijos en armonía con la naturaleza y rodeado de civilización en el sentido más auténtico de la palabra...
Y las ciudades más cosmopolitas, Freiburgo preciosa, sus calles llenas de gente paseando, comprando, sus terrazas llenas de gente alegre y sin embargo una ciudad sin ruido, ni tan siquiera en el mercado donde nos perdimos entre puestos de flores frutas y salchichas.
Un domingo "nos acercamos" y visitamos Estrasburgo –maravillosa-, paseamos por calles muy tranquilas, con edificios y calles preciosas y nos llamó la atención el ambientazo de la plaza Kleber donde había montados castillos de aire y puestos ambulantes con un ambiente muy para familias. Nacho y Diana se quedaron alucinados por el sistema que utilizan las embarcaciones para pasar de una parte a otra del río porque tienen distinto nivel y vieron cómo los barcos han de esperara en las esclusas y cómo lo hacen.
Han sido tantos los lugares que no quiero dejarme nada, por eso los voy recopilando poco a poco volviendo a saborearlos pero sobre todo el vivirlos juntos, el empezar a compartir grandes viajes y creando recuerdos familiares tan fantásticos ha sido y es lo mejor de todo.
Este es un blog en el que trato de recopilar todo lo concerniente a mis hijos y por eso las fotos que recopilo son fundamentalmente de ellos, de nosotros, fotos que son nuestro recuerdo y que compartimos aquí. Hay otras muchas y mejores donde se ve incluso mejor los sitios que hemos visitado, pero de esas está llena la red.
Continuara...