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Un brindis, un café con pastas y un abrazo.

Este fin de semana he tenido la suerte de poder conocer personalmente a Marga Muñiz Aguilar, quien desde hace más de diez años, ha sido mi referente y ayuda en el mundo adoptivo. Este blog ha recogido  desde el principio allá por el 2008, mi admiración por sus escritos, sus manuales, sus guías y sus libros  que ha ido in crescendo, primero en mi condición preadoptiva de aspirante a madre, una aspirante  sedienta de información y con el firme propósito de prepararme, ya que quería saber con qué podía encontrarme, si tenía unas expectativas adecuadas, si mi idea de familia adoptiva consciente de las diferencias era apropiada (frente al mundo que me decía insistentemente que eran prácticamente lo mismo) si mis miedos inconfesables  estaban tipificados y si habría manera de prepararme para lo peor esperando siempre lo mejor (que es mi filosofía para afrontar los grandes retos ) pero mi problema era que en todas partes las historias con las que me encontraba, eran de algodón de azúcar y las madres que adoptaban ya una vez con sus hijos aquí, desaparecían de la faz de la tierra virtual, con lo que casi todo lo que se sabía del proceso adoptivo por boca de los que lo conseguían era hasta el viaje de vuelta con sus hijos. Fin.
 Hasta los libros que me encontraba trataban de una manera muy light el después de las adopciones y de viva voz todas las familias hablaban maravillas de sus experiencias a quienes todavía no habíamos traspasado el umbral del club postadoptivo y si tenían dificultades, por muy naturales que fueran estas, no lo contaban entre otras cosas porque no querían desanimar a quien estaban plateándose o esperando adoptar y porque esos problemas les parecían que les menoscababan como padres.
También es verdad que entonces poco o nada se sabía de problemas o dificultades por el secretismo que siempre acompañó al mundo de la adopción, donde las propias familias “tapaban” los problemas si los había, por miedo a ser tachados de malos padres,o por miedo a no ser comprendidos, temían  reconocer que había cuestiones o sentimientos adversos  incluso los negaban o trataban de ignorarlos porque no querían reconocer conflictos. Problemas como el de la depresión postadopción, por ejemplo, del que nadie se atrevía a hablar o a compartir y del que muchas madres aunque lo habían sufrido, ni siquiera conocían de su existencia hasta hace muy poco que ha empezado a compartirse en foros y webs y las más valientes se han atrevido a contarlo seguidos los suyos por multitud de comentarios de  “eso también me ha pasado a mí”. Y es que si una madre tras dar a luz sufre depresión post parto se asume que es debido a un desajuste hormonal, pero de una madre adoptiva se espera que esté más que radiante, jubilosa tras conseguir adoptar,- algo que con tanto anhelo lleva esperando durante años –. Así que si una madre sufría lo que en 1995 fue tipificado por June Bond como “Síndrome de la depresión postadopción” (y Marga Muñiz  recogió en sus trabajos)razonando posibles causas como las expectativas no cumplidas,- no ya del hijo/a sino de una misma como madre-, pues como que no se llegaba a entender muy bien…ni siquiera por la propia madre/padre adoptivo.
Yo lo sufrí. Y recuerdo que una noche casi de madrugada en que me sentí desbordada por mi doble condición de madre adoptiva de dos niños de diferentes edades que esa tarde un mes y medio después de haber llegado, me hubieran cambiado de buena gana y  sin pensárselo por otra familia en cuya casa exenta de normas infantiles habíamos estado de visita, porque me sentía laboralmente agobiada por ser autónoma y la baja maternal no me cubría ni la mitad que tenía que pagar a la persona que me sustituía en el negocio familiar del que era ajena y porque la  poca familia extensa que me quedaba y en quien podría apoyarme  no podía contar con ella por un tema de enfermedad grave. Porque no me sentía capaz de abarcarlo todo y que todo escapaba a mi control y a mi necesidad de que fuera perfecto. Aquella madrugada cansada y sin sueño, lloraba amargamente echando de menos el amor incondicional de mi madre-muerta hacía muchos años-, porque quería ser yo la niña a la que cuidara y acunara en unos momentos en los que me sentía de nuevo huérfana y desvalida, un momento en el que sentí ese bajón y consciente de que no podía hundirme del todo, recordé haber leído en alguna parte…”Cuando los niños no vienen de Paris”, se llamaba el libro  (lo recomiendo en otros post ), un libro que había leído y que seguía en mi mesita de noche y al que recurrí como quien busca en el botiquín de urgencias algo que me ayudara a superar ese dolor emocional que  sentía y que no entendía del todo.

Fue Marga Muñiz en ese libro que retomé aquella noche la que me ayudó en muchas otras ocasiones y al que acudí por muchos y diferentes motivos y me dio un curso intensivo sobre apego  que era justo el capítulo después de la depresión postadopción y la que me explicó bien clarito el comportamiento despegado y despreciativo de mis hijos que preferían otras casas donde no hubiera deberes ni horarios dándoles igual quienes hicieran el papel de padres… Me lo explicó en sus páginas y me ayudó a entender su desapego y me ayudó a construir poco a poco un vínculo que al principio por desconocimiento solemos confundir con la visión que tienen de nosotros como  proveedores para cubrir sus necesidades primarias. Hace poco una madre cuyo niño lleva aquí cuatro meses me aseguraba lo vinculado que estaba ya su hijo con ella que no la dejaba ni ir al cuarto de baño sola…cómo me recordó a mi misma!


Hoy diez años después de descubrir el trabajo de Marga Muñiz, cinco desde que mis hijos llegaron  y muchos retos superados y muchos más por superar pero con una relación familiar estable y confortable desde no hace tanto tiempo, he podido manifestar en persona mi gratitud a esa mujer que tanto me ha ayudado y que ha estado ahí en muchos artículos y con muchos recursos que he ido buscando para las diferentes etapas o que sin buscarlos me he ido encontrando. Esa firma recurrente: Marga Muñiz, de la que está llena mi ordenador y mis estanterías (aparte de sus libros, imprimía sus artículos y me los llevaba conmigo para poder leerlos, lo mismo en la cola de un banco que en un trayecto de autobús)  Por casualidades de la vida se había trasformado en una voz primero al teléfono (un día me llamó sorpresivamente para agradecerme la difusión que de sus trabajos andaba haciendo por redes y blogs, otra vez me llamó para hablarme sobre un post mío -"Cumpleaños, ausencias y presencias"-, lleno de sentimientos encontrados sobre la mujer que entonces llamaba  de la manera mas aséptica “madre biológica” y después de una honda y larga reflexión basada en aquella conversación con ella ha  pasado a ser “la madre de nacimiento" de mis hijos.

Más adelante como terapeuta  experimentada experta en adopción y logopeda, le pedí que valorara a mis hijos y lo hizo en una larga sesión online. Tanto me gustó cómo se “acercó" a ellos a través de la pantalla que yo misma quise, tras leer su última novela “Detrásde tu mirada” (que no me canso de recomendar) que revisara mi propia mochila… y el viernes pasado por fin,  pude conocerla y darle un abrazo cargado de emoción y de gratitud. Tras convivir unas horas con ella, conversar animadamente y presenciar en directo una de sus charlas, esta vez en forma de tertulia con café y pastas, compartiendo dudas y pareceres con otras muchas familias de la Asociación de Familias Adoptivas Multiétnicas: AFAM,  he podido comprobar en directo que esta mujer, escritora, terapeuta, logopeda y faro que me ha guiado desde hace tanto tiempo  en mi travesía llena dudas e inexperiencia en temas de adopción,  es completamente digna de la admiración que me provoca, por su actitud sencilla y cercana, sus palabras exentas de afectación o suficiencia, su conversación franca y la manera natural y sencilla de trasmitir sus conocimientos a través de su larga experiencia.  Conocimientos que a mi y a mis hijos nos han ayudado mucho. Comparto un detalle que parece insignificante pero está cargado de significado y resume un poco cómo se ha desarrollado este encuentro entrañable, en el que han participado mucha gente, en la foto Marga, Concha, María y Susana con las que compartí una comida muy agradable llena de anécdotas entrañables como cuando en un momento quisimos brindar con Marga y preguntamos ¿porqué brindamos? ella dijo sencillamente "por la familia". 
Pues eso, Marga por la familia y por ti que ayudas a tantas familias.

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