Esa montaña rusa de la que tanto hablamos en adopción porque es lo que mejor define esas mariposas que revolotean por tus entrañas durante todo el proceso y más allá.En mi caso kazaja, pero sentí de nuevo esos vaivenes a ritmo de balalaika.
Asistimos al estreno en Granada de “La Adopción” y no sé que me ilusionaba más si verla con mis compañeras de “Mariposas en el corazón” (pese a que faltaba nuestra luchadora Inma Morales, en tratamiento de quimioterapia) si conocer a Daniela Fejerman, de la que tenía noticias que también tenía ganas de conocernos a nosotras, o del encuentro que tendríamos después del pase con las personas que asistirían.
Asistimos al estreno en Granada de “La Adopción” y no sé que me ilusionaba más si verla con mis compañeras de “Mariposas en el corazón” (pese a que faltaba nuestra luchadora Inma Morales, en tratamiento de quimioterapia) si conocer a Daniela Fejerman, de la que tenía noticias que también tenía ganas de conocernos a nosotras, o del encuentro que tendríamos después del pase con las personas que asistirían.
Conocer a Daniela Fejerman y como saludo fundirnos en un abrazo fue un momento tan espontáneo e intenso como todo lo que sucedería después.
La película es emocionante, pero para nada plañidera. Aunque las lágrimas corrían sin remedio por cada una de las cuatro “mariposas” (como me gusta llamarnos) que nos sentamos juntas para ver la película. Es desde principio a fin una historia de suspense, de intriga, de superación. Una historia que relata fielmente como una pareja ha de superar los obstáculos que quienes hemos pasado por procesos de adopción tuvimos que enfrentar a 7000 kilómetros de casa habiendo dejado en suspenso nuestra vida, trabajo, familia, para conseguir el sueño largamente perseguido de convertirnos en padres. Daniela Fejerman dirige admirablemente una historia que conoce bien y que sabe plasmar en un trabajo impecable y envolvente pese al frío de los escenarios y de las situaciones, tras su cámara cuenta una historia desde el profundo conocimiento, ya que adoptó en Ucrania. La película fue rodada en Lituania, ambos países encierran en sus entrañas una jungla de hielo, con alimañas que tratan de devorar los ahorros, la estabilidad personal y conyugal, y hasta las ilusiones de quien persigue el sueño de tener un hijo que proceda de esas latitudes. Porque hasta que no abandonas el país no sabes cómo acabará tu aventura, cómo tampoco sabes cómo finalizará la de los protagonistas, como la de cualquier adopción cuyo proceso es incierto hasta el final..
Cuando nos reunimos en el hall de la sala para el coloquio, todas-incluso Daniela- pañuelo en mano, tuve la necesidad de contar que tras todo lo narrado aún nosotros tuvimos que vivir la angustia a la que nos sometió el jefe de negociado de nuestra propia embajada en Astaná, al negarse a sellar nuestros visados, pues se empeño en que nosotros nos ”llevábamos” dos niños cuando nuestro proceso lo habíamos iniciado para un niño sólo, deduciendo que "nos llevábamos un 2 x 1" cuando todos nuestros papeles estaban en regla y nuestro Certificado de Idoneidad sellado y apostillado por el Ministerio de Justicia español en Madrid nos declaraba, tras una revisión y actualización del C.I., como padres idóneos de dos hermanos de los que un juez nos había declarado padres, aunque aquel personaje llegó a amenazar con impugnar el juicio. Pese a aquel individuo y sus intenciones de amargarnos aquellas navidades a 32 grados bajo cero, desde Madrid le debieron poner firmes y tras recibir una llamada nos dejó marchar con nuestros hijos a nosotros y a dos familias más que estaban retenidas también por él por diversas circunstancias.
Cada una expusimos nuestras propias experiencias y algunas personas de la sala también se animaron a comentar y coincidieron en señalar lo maravillosamente bien que la película describía esa sensación de soledad que vivimos las parejas en el proceso de adopción. Daniela, que también estaba emocionada, contagiada por el sentimiento común de la sala, nos explicó sus propias vivencias, aquellas que le motivaron a contar su historia, coincidiendo todos en que es esta una historia que no puede pasar desapercibida ya que no es sólo para quienes hayan adoptado o estén en proceso de adopción, sino que es una historia interesante más allá del mundo adoptivo porque reúne todos los ingredientes de una buena historia y una buena película. Tengo ganas de volverla a ver para poder disfrutar de todo lo que de buen cine ofrece esta película más allá de la historia que tanto me atrapó: Los diálogos, los actores, la ambientación, la luz, que es casi otro actor más...
La recomiendo -y mucho- más allá de las fronteras de la adopción.
La recomiendo -y mucho- más allá de las fronteras de la adopción.