Por Charo Blanco Guerrero fundadora del Centro Concilia, psicóloga y psicoterapeuta infantil, experta en mediación y orientación familiar y en intervención con menores adoptados.
Estas son las pautas que Charo Blanco nos proporcionó en la charla organizada por AFAM y el CENTRO CONCILIA . El resumen de su taller lo podéis leer aquí.
-Entender que la historia previa a la adopción condiciona a nuestros hijos y su conducta.
-Entender que la historia previa a la adopción condiciona a nuestros hijos y su conducta.
Historia previa que está presente porque le causa dolor.
Su comportamiento o sus a veces, reacciones explosivas, no tienen que ver con nuestra capacidad como padres, el que lo estemos haciendo más o menos bien. Los padres tenemos que acompañarlos y tenemos que entenderlos pero sobre todo que en esos momentos en los que se produce el conflicto debemos tener presente que tiene que ver con el daño que ellos han sufrido, con los recuerdos, con lo que han vivido, con su historia de adversidad. Una historia que no está resuelta y que no comprenden.
-Debemos satisfacer las necesidades reales del niño y modular los deseos de los niños.
No obsesionarnos con el aprendizaje y el rendimiento.
Las necesidades reales de los niños no tienen que ver con las matemáticas ni con los idiomas, sino con las emociones, con cómo se siente, con aprender a manejar su tristeza y con manejar su miedo a ser abandonados de nuevo.
-Los niños necesitan ser acariciados, mecidos, abrazados, escuchados.
Los niños a veces sufren retrocesos y piden ser mecidos, se hacen pipí…quieren sentirse y que los trates como bebés, debemos permitírselo.
-Pero también tienen que sentir a sus padres con dominancia, consistentes, predecibles y repetitivos
Los niños necesitan unos adultos de referencia que los quieran yes muy importante que el criterio que sigan con ellos sea siempre el mismo.
Tutores de resilencia:
Los niños necesitan unos adultos de referencia que los quieran yes muy importante que el criterio que sigan con ellos sea siempre el mismo.
Eduquémosles con cariño y con determinación, que las reglas sean siempre las mismas. Tenemos que ser coherentes con los mensajes que les trasmitimos.
-Educar en función de la edad emocional y no de la cronológica.
Casi siempre la edad cronológica no coincide con la emocional.
Muchos niños han desarrollado de forma irregular las capacidades que tienen.
Hay niños que desarrollan unas habilidades sociales buenísimas, que son muy complacientes que se comportan estupendamente con los mayores y luego en otro contexto son niños muy frágiles y muy necesitados de cariño.
-Enseñar a través de nuestra propia conducta y en voz alta, la anticipación de lo que vamos a hacer les ayuda a su modelo interno de trabajo.
Porque eso les da estructura, los niños no tienen organizado el pensamiento, no tienen regulada la acción ni la conducta, su mente es un caos.
Vivir de forma estructurada comentándole lo que vamos a hacer en cada momento o ellos ya conociendo las pautas –sobre todo en niños muy movidos-, les resta angustia, provocada por lo desconocido y les da tranquilidad.
No toleran bien los cambios y esto les ayuda a no angustiarse.
- Comunicar, escuchar, mirar a los ojos, conversar en un tiempo sólo dedicado al niño (mami o papi time)
Hay una norma muy básica a seguir: que cada vez que nos dirijamos a ellos y ellos se dirijan a nosotros recalquemos una y otra vez que nos miren y hagamos que nos miren. El fijar la mirada les ayuda a entender las emociones, a través de la mirada él te está sintiendo a ti y tú le estás sintiendo a él.
- Tener paciencia, mucha paciencia: ¡PERSEVERANCIA!
No desfallecer ni transigir con las pequeñas cosas, si hay que repetirle 50 veces que se lave los dientes y cuando ya parece que se lo ha aprendido se le olvida, no pasa nada , hay que volver a repetírselo tantas veces como haga falta.
Los niños van aprendiendo, adquiriendo habilidades y conocimiento y van “soltando y perdiendo y cogiendo”, y con ello le ayudamos a que el niño se vaya estructurando a nivel interno. Es esta una tarea lenta difícil y costosa pero imprescindible.
- Cuidase y cuidar a la pareja y a las amistades: tiempo de descanso y de apoyo.
No es sano que todo gire alrededor del niño.
Hay muchos padres muy desbordados. A veces los niños no se quieren quedar con nadie, o son niños muy movidos o tienen dificultades con la conducta y los padres no se atreven a dejarlos con otras personas y acaban agotándose.
-Confiar en profesionales que entiendan los problemas adoptivos
Y en instituciones que tengan formación en terapia familiar, traumas infantiles, trastornos de apego, que sean capaces de reconocer nuestras dificultades y asociarse a nuestros recursos, sobre todo que respeten a nuestros hijos.
Y en instituciones que tengan formación en terapia familiar, traumas infantiles, trastornos de apego, que sean capaces de reconocer nuestras dificultades y asociarse a nuestros recursos, sobre todo que respeten a nuestros hijos.
Las dificultades que tienen los niños adoptados se pueden llamar igual que las que sufran otros niños, pero los antecedentes y el origen que tienen las dificultades de los niños adoptados no tienen nada que ver, con niños que no han tenido una historia previa de adversidad.Si los profesionales a los que acudimos no entienden el mundo adoptivo pueden incluso hacer más daño que reparar el que ya exista.
Tutores de resilencia:
La resilencia es la capacidad de salir adelante superando las dificultades
La resilencia es la garantía de futuro del niño adoptado, todos los niños adoptados son resilenetes y los padres además tenemos que ayudarles a que desarrollen esa resilencia.