(Fotografía de la obra de Aurora Rumí: http://aurorarumi.blogspot.com/)


Ahora estamos considerando el apuntarlos a clases de natación o tratar de enseñarles nosotros, como están recién llegados, nos parece más importante pasar mucho tiempo juntos, y las tardes -que es cuando podríamos llevarles ya que Diana tiene colegio por las mañanas- se nos va en hacer deberes, merendar y jugar porque ahora estamos los cuatro, a finales de abril me incorporo al trabajo y no se si en mayo habrá cursos o lo que haremos entonceso cómo nos organizaremos.

Cuando en lo concerniente al apego leo conceptos como “apego inseguro”, “niños velcro”, “niños teflón” (“La aventura de convertirse en familia” de Beatriz San Román), que ahora mismo reconozco tan claramente en nuestro hijo Nacho, me preocupa muchísimo no conseguir vínculos afectivos sólidos y aunque consigamos establecer vínculos, no conseguir un apego “de calidad” y quedarnos en ese tanto por ciento alto que Ruskai Melina (“Cómo educar al niño adoptado”) define como punto intermedio entre los que no están desvinculados pero tampoco están apegados a sus padres lo que conlleva a veces problemas de índole mas seria sobre todo en la adolescencia (que yo ya no veo tan lejana, por Diana)

Ahora hay que “hacer” familia, nosotros como timón y guía y nuestros grumetillos de carne y hueso, nuestras cartas de navegación son nuestros valores y lo que queremos fomentar en nuestros hijos.
Mi madre ( mi timón y mi guía) decía que los hijos, si estaban sanos, venían SOLO con cinco sentidos y que de los padres dependía completarles ayudándoles a desarrollar los otrs dos que completan a un ser humano: el sentido común y el sentido del humor que son distintivos del ser humano.
La verdad es que la risa es el camino mas corto entre dos personas.
