Por Eva Gispert
Directora-Socia fundadora del Instituto Familia y Adopción.
El pasado 29 de marzo Rafael Benito nos ofreció una fantástica charla/coloquio sobre epigenética :
Mercedes Moya en su blog Al otro lado del hilo rojo ha hecho un buen resumen:
Antes y después de nuestra charla/coloquio varias ideas me vienen a la mente relacionadas con el proceso de la construcción de la persona, por ejemplo:
1. Herencias genéticas
2. Rasgos y acontecimientos que van pasando de generación en generación (transgereneracional)
3. El momento de la fecundación
4. Vida intrauterina
5. La experiencia del parto
6. Los primeros meses/años de vida
7. Educación que recibimos de nuestros padres y el entorno
Todos esos factores influyen enormemente en nuestra vida, forma de ser y de educar. Pero:
· ¿Qué peso tiene cada uno de ellos en nosotros?
· ¿qué conocemos de ello?
· ¿Dónde encontrar información de rigor e interesante que combine los factores , que nos aporte claridad y que se refiera a la realidad de las familias adoptivas?
· ¿Está investigado y demostrado científicamente el peso que tiene de cada uno de estos factores?
Dichas preguntas me vinieron a mi mente a raíz de la charla/coloquio y cuando recordé la primera vez que vi a Rafael Benito en San Sebastián. Hablaba de cómo se desarrolla el cerebro según lo vivido, qué papel juegan los neurotransmisores, etc. Me encantó.
Estoy convencida de que estos factores y otros, todavía desconocidos influyen en nuestra forma de afrontar, superar y elaborar los retos y dificultades que se nos presentan en la vida (estamos hablando de la denominada RESILIENCIA).
¿Cómo se sintió nuestra madre biológica durante la gestación?. ¿Cómo aceptó, deseó o rechazó este embarazo y los primeros días, meses, años de vida? Estos factores influyen muchísimo (más de los que creemos).
Todo ello influye y condiciona, pero no determina! Quedó clarísimo después de oir a Rafael Benito en nuestra charla/coloquio.
La calidad de la relación en los primeros años de vida constituye la fuente fundamental del desarrollo de la seguridad de base y de la personalidad. Los estímulos psicoafectivos en el desarrollo inicial de cerebro son los que facilitarán las SINAPSIS.
Mario Salvador, psicólogo especializado en Trauma y que tuve el placer de conocer en tanto que fue profesor en el máster de psicoterapia, apunta que ya está demostrado que “los procesos traumáticos quedan enquistados en nuestro aparato neuropsicológico. El flujo natural de nuestra experiencia tuvo que interrumpirse para defenderse ante sucesos que fueron vividos como amenazantes”. El rechazo durante el embarazo, las dificultades en el parto, el abandono y la posterior institucionalización desprovista de estímulos físicos y afectivos son una amenaza para la supervivencia del niñ@.
La conciencia que tengamos de estos hechos, la inquietud por resolverlos, la confianza en que vamos a poder elaborar y los acertados recursos que sepamos encontrar, forman parte de la resiliencia.
Pero ¿Cuál es el factor que nos incita a movernos en un sentido u otro? ¿Por qué unos no paramos de buscar /indagar para encontrar un solución/entender nuestras dificultades y problemas buscando cómo ser más felices y relacionarnos mejor con los demás? Y otros, por el contrario, ni siquiera se paran a mirar, creen que nada de lo que les pasa tiene que ver con ell@s y lo atribuyen todo a un factor externo (ya sea algo o alguien)?. ¿Es más feliz el que lo niega y va funcionando por inercia y tapando o sorteando lo que llega? ¿O el que se ocupa de mirar en su interior, crecer en conciencia y conocimiento sobre nuestro funcionamiento orgánico, neurobiológico, neuropsicológico tratando de crecer y superar lo vivido y que se va reeditado en el presente? ¿Por qué unos tenemos una predisposición y otros otra? La genética y la epigenética tiene que ver con en todo ello! Nos cuenta Rafael Benito.
Personalmente he elegido el segundo camino, el de aceptar el camino recorrido hasta ahora, disfrutar de lo ya aprendido, de lo que aprendo y encuentro en el presente! Es esta búsqueda e inquietud por saber y crecer, la que me llevó a contactar con Rafael Benito con la finalidad de que nos aportara un poco más de claridad, saber, conciencia y rigor sobre esta maravillosa complejidad que es el ser humano; y su capacidad para ser feliz y construir nuestra resiliencia.
Es mi deseo y la de todo el equipo del Instituto Familia y Adopción compartirlo con vosotros: padres, madres, adoptados adultos y profesionales relacionados con estas familias; con el objetivo de que nos sirva a tod@s en ese camino hacia la felicidad que tiene mucho que ver con la RESILIENCIA.
1. Disponemos desde el nacimiento de un programa que nos hace más resistentes o menos al trauma.
2. Aunque nazcamos con este programa, si a lo largo de la vida vamos desarrollando otras necesidades , éstas pueden cambiar nuestro cerebro. La vida puede cambiar mis genes y transmitirlos a mi descendencia.
3. Si yo heredo, por ejemplo, un transportador poco eficiente de serotonina debido a factores epigenéticos puedo cambiar mi predisposición a la ansiedad que comporta tener ese gen transportador poco eficiente.
4. Hoy también sabemos ya que también las emociones y las relaciones pueden influir a en los cambios epigenéticos.
5. El maltrato infantil puede cambiar la genética de los individuos. Y también cambia la dotación genética si las mamás, los papás, los cuidadores criamos con afecto y con calidad en la relación!
Aquí está la clave para cambiar y reparar! : El trabajo que podemos hacer los padres para que tengan unos recursos y una imagen de sí mism@s diferente. ACTITUDES PARENTALES QUE FOMENTAN UNA BUENA RESILIENCIA.
En esto trabajaremos y profundizaremos en nuestra próxima charla/coloquio el 10 de mayo con nuestro psicoterapeuta especializado en trauma Jose M. Herrera:
Directora-Socia fundadora del Instituto Familia y Adopción.
El pasado 29 de marzo Rafael Benito nos ofreció una fantástica charla/coloquio sobre epigenética :
Mercedes Moya en su blog Al otro lado del hilo rojo ha hecho un buen resumen:
Antes y después de nuestra charla/coloquio varias ideas me vienen a la mente relacionadas con el proceso de la construcción de la persona, por ejemplo:
1. Herencias genéticas
2. Rasgos y acontecimientos que van pasando de generación en generación (transgereneracional)
3. El momento de la fecundación
4. Vida intrauterina
5. La experiencia del parto
6. Los primeros meses/años de vida
7. Educación que recibimos de nuestros padres y el entorno
Todos esos factores influyen enormemente en nuestra vida, forma de ser y de educar. Pero:
· ¿Qué peso tiene cada uno de ellos en nosotros?
· ¿qué conocemos de ello?
· ¿Dónde encontrar información de rigor e interesante que combine los factores , que nos aporte claridad y que se refiera a la realidad de las familias adoptivas?
· ¿Está investigado y demostrado científicamente el peso que tiene de cada uno de estos factores?
Dichas preguntas me vinieron a mi mente a raíz de la charla/coloquio y cuando recordé la primera vez que vi a Rafael Benito en San Sebastián. Hablaba de cómo se desarrolla el cerebro según lo vivido, qué papel juegan los neurotransmisores, etc. Me encantó.
Estoy convencida de que estos factores y otros, todavía desconocidos influyen en nuestra forma de afrontar, superar y elaborar los retos y dificultades que se nos presentan en la vida (estamos hablando de la denominada RESILIENCIA).
¿Cómo se sintió nuestra madre biológica durante la gestación?. ¿Cómo aceptó, deseó o rechazó este embarazo y los primeros días, meses, años de vida? Estos factores influyen muchísimo (más de los que creemos).
Todo ello influye y condiciona, pero no determina! Quedó clarísimo después de oir a Rafael Benito en nuestra charla/coloquio.

Mario Salvador, psicólogo especializado en Trauma y que tuve el placer de conocer en tanto que fue profesor en el máster de psicoterapia, apunta que ya está demostrado que “los procesos traumáticos quedan enquistados en nuestro aparato neuropsicológico. El flujo natural de nuestra experiencia tuvo que interrumpirse para defenderse ante sucesos que fueron vividos como amenazantes”. El rechazo durante el embarazo, las dificultades en el parto, el abandono y la posterior institucionalización desprovista de estímulos físicos y afectivos son una amenaza para la supervivencia del niñ@.

Pero ¿Cuál es el factor que nos incita a movernos en un sentido u otro? ¿Por qué unos no paramos de buscar /indagar para encontrar un solución/entender nuestras dificultades y problemas buscando cómo ser más felices y relacionarnos mejor con los demás? Y otros, por el contrario, ni siquiera se paran a mirar, creen que nada de lo que les pasa tiene que ver con ell@s y lo atribuyen todo a un factor externo (ya sea algo o alguien)?. ¿Es más feliz el que lo niega y va funcionando por inercia y tapando o sorteando lo que llega? ¿O el que se ocupa de mirar en su interior, crecer en conciencia y conocimiento sobre nuestro funcionamiento orgánico, neurobiológico, neuropsicológico tratando de crecer y superar lo vivido y que se va reeditado en el presente? ¿Por qué unos tenemos una predisposición y otros otra? La genética y la epigenética tiene que ver con en todo ello! Nos cuenta Rafael Benito.
Personalmente he elegido el segundo camino, el de aceptar el camino recorrido hasta ahora, disfrutar de lo ya aprendido, de lo que aprendo y encuentro en el presente! Es esta búsqueda e inquietud por saber y crecer, la que me llevó a contactar con Rafael Benito con la finalidad de que nos aportara un poco más de claridad, saber, conciencia y rigor sobre esta maravillosa complejidad que es el ser humano; y su capacidad para ser feliz y construir nuestra resiliencia.
Es mi deseo y la de todo el equipo del Instituto Familia y Adopción compartirlo con vosotros: padres, madres, adoptados adultos y profesionales relacionados con estas familias; con el objetivo de que nos sirva a tod@s en ese camino hacia la felicidad que tiene mucho que ver con la RESILIENCIA.
Conclusiones más importantes de la charla/coloquio con Rafael Benito:

2. Aunque nazcamos con este programa, si a lo largo de la vida vamos desarrollando otras necesidades , éstas pueden cambiar nuestro cerebro. La vida puede cambiar mis genes y transmitirlos a mi descendencia.
3. Si yo heredo, por ejemplo, un transportador poco eficiente de serotonina debido a factores epigenéticos puedo cambiar mi predisposición a la ansiedad que comporta tener ese gen transportador poco eficiente.
4. Hoy también sabemos ya que también las emociones y las relaciones pueden influir a en los cambios epigenéticos.
5. El maltrato infantil puede cambiar la genética de los individuos. Y también cambia la dotación genética si las mamás, los papás, los cuidadores criamos con afecto y con calidad en la relación!
Aquí está la clave para cambiar y reparar! : El trabajo que podemos hacer los padres para que tengan unos recursos y una imagen de sí mism@s diferente. ACTITUDES PARENTALES QUE FOMENTAN UNA BUENA RESILIENCIA.
En esto trabajaremos y profundizaremos en nuestra próxima charla/coloquio el 10 de mayo con nuestro psicoterapeuta especializado en trauma Jose M. Herrera: