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Mostrando entradas de 2016

¿No es acoso...? Es derribo.

Me gustaría empezar esta carta  diciendo queridos “compañeros” pero no puedo. No sé cómo dirigirme a vosotros aunque si tengo claro a quienes me dirijo y porqué. Escribo esta carta para darle voz a alguien que hoy está sufriendo lo que muchos niños en las escuelas, en los institutos, de forma silenciosa están padeciendo. Me lo ha pedido una madre, -de madre a madre-, para intentar parar lo que algunos dicen “son sólo cosas de niños”, pero que con las que día a día sin tregua, lastiman a su hija y que le están amargando la vida. Con esta carta no voy a señalar a nadie,  pero si alguien se siente señalado que sepa que esa es exactamente mi intención y con ella espero hacer visible lo que parece que no se ve y que está a la orden del día, hasta le hemos puesto un nombre extranjero para actualizarlo, para disfrazarlo o encubrirlo más,porque parece invisible para muchos ojos adultos que están más cómodos mirando para otro lado o negándose lo que ven. La hipocresía es el velo

Feliz Navidad

Celebrar el compartir.

Hace un año vio la luz “Mariposas en el corazón. La adopción desde dentro”. Un libro que en realidad es la reflexión que cinco mujeres hemos hecho de nuestra maternidad adoptiva, en el que partiendo de un objetivo común: ser madres, cada una de las cinco volcamos nuestra experiencia poniendo énfasis en lo que más nos marcó  en nuestra lucha por conseguirlo. Ser madre y sentirse madre son cosas diferentes, quien adoptó lo sabe. No es un juez o una administración la que te hace sentir madre de un niño que no ha nacido de ti. Eso queda patente en el libro, en cada historia. Está claro que son ellos, los niños y tú misma la que conquistas ese sentimiento, en ellos –si se dejan- y en ti, y  sientes que has llegado a conquistarlo cuando un buen día (no importa el tiempo que pase), te das cuenta de que todo en ti respira y emana maternidad. Técnicamente se dice que el vínculo se ha consolidado. Pero de tecnicismos están las familias adoptivas llenas y lo que más necesitamos es que no

Celebrar la vida juntos.

Querido hijo , querida hija, esta noche cuando os de el beso de buenas noches, el penúltimo del día, ese que os doy cuando estáis dormidos justo antes de acostarme, os diré otra vez a cada uno al oído y bajito “te quiero, para siempre”, y digo el penúltimo porque a veces cuando en plena noche me despierto, por la razón que sea, siempre me paso a observaros dormir, los dos tan sosegados, aprovecho ese sueño profundo que tenéis casi siempre para cubriros de besos, besos que sé que vuestro corazón y vuestro cerebro recoge, no ya y sólo por resarciros del tiempo sin arrumacos, sino de manera egoísta también por todo el tiempo que yo estuve sin poder disfrutaros. Este mes cumplimos años juntos, años desde que nos conocimos, y después celebraremos también el aniversario desde que por fin empezamos a vivir todos juntos. No sé quien, ni en donde, si en Kazajistán o en el cielo, -si es que existe más allá de vuestros abrazos-, decidió que estaríamos juntos. No sé qué casualidades nos

De septiembre a septiembre.

Desde aquella noche, cuántas veces le he preguntado al viento qué hacer en cada decisión importante de mi vida, en cada proyecto, en cada fracaso. Cuanta pena contenida en ese vacío que notas cuando miras alrededor y apenas queda nadie que te sostenga, alguien tan del todo incondicional con toda la paciencia y sin apariencias con quien compartir si o sí las penas y también las risas, las propias y las de mis propios. Esas pequeñas y grandes cosas. Cuánto daría por saber qué piensas de mí ahora que tengo la edad con la que te marchaste. Con tu serena sabiduría, qué me ayudarías a perdonarme y qué me animarías a hacer... T engo t ambién millones de " no hagas esto" que dejaste en mis oídos cuando niña y adolescente y que ahora ya no son tuyos, sino míos, y me toca recibir con  el mismo tono de fastidio los  “vale mamá lo que tú digas” y oigo a mis hijos con mi voz y mi postura de entonces y no te busco porque te llevo dentro, ahora soy madre como tú y te tomo el relev

Otra vez estamos en otoño.

Google me dice que este es el primer día de otoño. Donde vivimos apenas tenemos estaciones, aparte de las de servicio. Me da miedo el otoño. Es esta una de esas etapas que te sacuden la vida, te la mudan de hojas y te dejan pelado, emocionalmente desnudo ante los fríos de los inviernos más desoladores, más solitarios, los del corazón.  A pesar de todo, siempre me gustó el otoño pese a sus zancadillas, pese a que en sus días se concentran mis despedidas más dolorosas. Pero también, con esos contrapuntos brutales que te otorga la vida para que la sigas admirando, mis mejores recuerdos, cuando la vida me ha hecho un antes y un después, también se han creado en esta estación de cambios, que cuando ha tocado cambiar ha sido a lo bestia.Tanto para mal como para bien. Esperemos que en este otoño no haya que añadir recuerdos amargos al álbum de recuerdos. Cruzo los dedos (hasta los de los pies) para que sea un otoño tranquilo. Tengo confianza aunque esté algo desgastada a fuerza de

Tu hijo y el mío cumplirá años mañana.

Esta noche antes de que tu hijo y el mío cumpla 9 años, -siete de ellos conmigo-, y desde la oscuridad de un recuerdo que ni él ni yo tenemos de ti, quiero reservarte un hueco en mi pensamiento. Cómo no hacerlo en este aniversario de su alumbramiento, en este día en que celebraremos  que vino al mundo, porque lo trajiste tú. Pariste un ser que sin conocerte te quiere, que sin saber apenas de ti se preocupa porque no le olvides, por tus pensamientos y por tus sentimientos y que sin entenderlo, perdona el que no pudieras cuidarlo.  Diste a luz a un ser lleno de luz, un ser especial como pocos que vive y hace vivir intensamente a quien comparte su vida, su espacio o su momento, que te hace mirar un mundo que ilumina con sus ojos y convierte en un sitio mejor y mágico, pero, ¿cómo unos ojos tan pequeñitos y oscuros pueden proyectar tanta luz? Te lo estoy contando y el corazón henchido de orgullo se me escapa por las manos que teclean. No puedo dejar de pensar que esos ojos provienen d

Explicar la muerte a los niños

Mi hermano pequeño falleció en Noviembre del año 2012. Nuestros hijos sabían que su tío Carlos estaba malito, no porque fuera evidente, que la mayoría del tiempo no lo era, salvo hacía poco tiempo, ni porque mi hermano se quejara jamás.  Estaba hecho un campeón. Unos días antes de marcharse fuimos a verle, al final si que le agotaban las visitas... pero no quiso perderse el truco o trato de Nacho y Diana y cuando la tarde posterior a Halloween le mandé las fotos de nosotros en casa disfrazados, enseguida me mandó un wasap para que fuéramos a verle y darles a los niños los caramelos que les tenían preparados... Fuimos y pasamos un rato genial, Nacho inclusive le ayudó a pelar un caramelo "mira tito es muy fácil  ves?" y se lo puso en la boca con un cariño y una delicadeza que suele guardar para momentos que convierte en tiernos, entrañables e inolvidables. El día que mi hermano se marchó mis hijos presenciaron sin remedio el trajín de médicos y am

Dando alas a nuestros hijos.

Acaba de ver la luz el cuento "¿De qué color es mi mariposa?" Se trata de un cuento para ayudar a los niños a explicar su adopción de una manera sencilla, franca, natural.  Valentina, su protagonista,  es una niña que habiendo sido adoptada y estando perfectamente integrada en su casa y en la escuela, un día tiene que contar la historia de su familia en el colegio, como deben hacerlo todos los demás niños, y Valentina no hubiera tenido problemas en contarlo pero de pronto, se siente insegura porque un niño le ha dicho que sus padres no son sus padres de verdad… No es una fábula, no es ficción, nuestros hijos han de enfrentarse a situaciones parecidas con frecuencia: “tu madre te abandonó”, “ tu madre no te quería”, “esa no es tu madre de verdad, esa es tu madre falsa” “esa es tu madre postiza” , más aún si las diferencias étnicas  son acusadas, esto les debilita y les hace sentirse incómodos cada vez que toca hablar de la familia en círculos como la escuela, el equipo

Asumir primero para ayudar a asumir después.

Cuando emprendí el camino de la adopción  hace 10 años una de las cosas que creía tener más claras era que yo sería la única madre de mis hijos. Hablaba con otras madres adoptantes y decíamos cosas como “madre es la que cría”, “madre es la que cuida”, “madre es la que ejerce”…  y buscábamos juntas en aquella larga espera una manera de nombrarla. Buscábamos maneras de referirnos a ella cuando nuestros hijos nos preguntaran. Sabíamos que llegaría el momento.¡Pero ignorábamos tantas cosas! Entonces todas teníamos como tatuado el “madre no hay más que una”. Ahora sé que en adopción esto no es así. Pero hay que asumirlo y no es fácil. Después de tener a mis hijos, tuve que evolucionar, tuve que afrontar desde muy pronto la existencia e importancia de su madre biológica porque ella estaba en el corazón de mi hija y no podía eludirla, ni apartarla, ni mostrarles mis sentimientos encontrados con ella.Tuve que hacer una labor de  transformación que casi ha sido una metamorfosis. Y co

Un árbol, dos hijos, dos libros.

Según dicen para tener una vida plena hay que plantar un árbol, tener un hijo, escribir un libro…pero yo creo que lo que de verdad lo que la hace plena es cuidar ese árbol, velar y luchar  por ese hijo y compartir ese libro. Tengo la suerte de poder compartir un cuento y un libro, los dos van por la segunda edición en menos de un año y eso me hace sentir muy contenta, porque los dos tienen vocación de acompañar y ayudar.  Primero nació el cuento “¿Yotengo dos mamás?”   Nació de la necesidad de ayudar a mi hijo a asumir la tremenda noticia de que antes que yo tuvo otra madre, la que lo trajo al mundo, la que “lo tuvo en su barriguita”. Fue un momento duro, días en los que mi hijo pequeño recorrió un camino que le llevó de la mano desde la perplejidad, a la inseguridad y hasta la desconfianza. De pronto su mundo que había vuelto a ser seguro, confiable y predecible se hundió bajo sus pies. Para nada sirvió que manejara de maravilla el vocabulario adoptivo. El enterarse de que te

Pase de la película "LA ADOPCIÓN". Pase en Almería 11 de abril

Hay tantos procesos de adopción como niños adoptados y adopciones no conseguidas y cada uno cuenta con unos matices, con unas vivencias que tienen en común los sentimientos, la soledad, la impotencia, la desazón, el miedo. No es fácil tratar de explicar lo que lleva a una pareja a miles de kilómetros persiguiendo un sueño a cambiar las perspectivas, mudar los límites y formar parte como una ficha en un sistema oscuro y viciado donde el único comodín es el dinero. Qué es lo que les mueve a superar obstáculos y a poner en peligro la estabilidad personal, emocional y conyugal, a sellar viejas rencillas familiares y a descubrir resentimientos ocultos. No es fácil que alguien entienda que el deseo de ser padres puede más que la razón, que el miedo o la prudencia. Pero Daniela Fejerman consigue explicarlo, y lo hace contando una historia que trasciende más allá de la pantalla, que te hunde en la butaca a medida que ves cómo sus protagonistas : Natalia y Daniel interpretados por No

Día del padre.

Desde hace unos años (justo desde que nosotros nos convertimos en padres) en la mayoría de colegios (en el de mis hijos por supuesto) se decidió no celebrar el día del padre ni de la madre. La razón para que el colegio decidiera, en Consejo Escolar, no celebrar la fecha en cuestión, era los distintos tipos de familias existentes entre su alumnado. Así mis hijos no hacen ninguna manualidad en el colegio para regalar ni a su padre tal día como hoy, y el día de la madre yo tampoco lo espero ya… No dejo de pensar vez tras vez ( y son 5 años ya) que en la escuela dejan pasar con esto una ocasión de oro para trabajar la diversidad, la tolerancia y el normalizar y ayudar a normalizar las distintas clases de familias.

En el recreo

Ayer mi hijo (8 años) al volver del colegio me cuenta: -Mamá hoy J. en el recreo me ha dado dos patadas... -Uishhh...¿te ha dolido? -Si.En el corazón -Ya me imagino, ¿y tu qué has hecho? -Le he dicho que se lo iba a decir a la seño Lola - ¿Y se lo has dicho? -No. Le he dado una segunda oportunidad. Es que es mi mejor amigo...

¿Mamá me quieres?

Los niños nos ponen constantemente a prueba, nos sondean, nos hacen llegar sus preguntas a veces como besos dulces y melosos y otras como globos sonda. Nuestros niños no tienen malicia, si acaso rascamos un poquito sí que encontramos miedo y dolor y a menudo rabia…un poso de algo que les conecta con otro mundo, un mundo en una dimensión que desconocemos y en el que tuvieron que tirar de esa misma rabia hecha coraje para sobrevivir… -¿Mamá me quieres? Nos preguntan de pronto en momentos disparatados porque necesitan reafirmar que cuentan con nuestro amor sin condiciones ni dilemas, necesitan oír que no tienen nada que temer, que nuestro amor está ahí contra viento y marea, contra malos tiempos y circunstancias. No se pueden cuantificar las emociones… ¿o sí? -¿Cuánto me quieres mamá?   -Hasta el infinito vas y vuelves y vuelves a ir y a volver y todo eso es lo que te quiero… -¿Nada más? -Dice poniendo cara de pucherito. -¡ Pues yo te quiero más… ¡Te quiero hasta la