
Papá y yo nos miramos, enseguida sonreímos y dijimos que nos encantaría ser nosotros esos papás. Gala llamó por teléfono a Kazajstán y hablo mucho rato en ruso, luego hablamos de las dificultades que podríamos encontrar para que nos dieran permiso las autoridades en España para adoptar a dos hermanitos ya que nosotros teníamos permiso para adoptar a un niño o niña solamente….
Con la promesa de seguir hablando y de intentar solucionar los problemas que se nos presentaran.
Nos fuimos a comer a un restaurante japonés que conocíamos y luego dimos un paseo por el centro de Madrid, hacía mucho calor y entramos al refugio del aire acondicionado de una tienda donde compramos dos ositos de peluche color azul, luego seguimos nuestro paseo parándonos porque nos llamaba mucho la atención las tiendas de niños y mientras caminábamos mirábamos a los niños y niñas que nos cruzábamos tratando de adivinar qué edades tendrían y si seríais “así” de altos, de pequeños…
A nuestra hora cogimos el tren y volvimos mirando otra película, sin atenderla mucho y luego con el coche a Granada donde llegamos agotaditos, dormimos regular –los nervios, el calor- y a la mañana siguiente retomamos el camino a Almería, en el camino de vuelta justo pasado el desvío que hay en Guadix para ir hacía Murcia o Almería, en una curva grande que hay sostenida por un gran puente, sonó el teléfono: Gala nos confirmaba que seguíais necesitando unos papás y nos recomendaba empezar a mover los permisos.
Recuerdo que la primera preocupación que tuvimos fue el que entendierais en su momento que si tardamos tanto en ser vuestros papás fue porque como me dijo papá “porque no os encontrábamos”, y también porque seguro que antes de encontraros papá tenía que ponerse bueno de lo malito que había estado para poder ocuparse de vosotros.

Estamos seguros que vosotros estabais destinados a nosotros, creemos firmemente en el hilo rojo que nos conecta, como creemos en el hilo rojo que nos conectaba a papá y a mi y gracias a él un día llegamos a conocernos, a encontrarnos y a luchar por estar juntos pese a que vivíamos muy lejos el uno del otro, pues de la misma manera siempre creímos que en algún sitio del mundo, muy muy lejos, había alguien esperando ser encontrado, os buscamos en China, y luego en Kazajstán, y parece que ese hilo rojo nos va a conducir a Ust-kamenogorsk.